Sierra indicó que el mayor número de quejas que recibe la institución es por ruidos de iglesias que utilizan amplificadores y discotecas que no gradúan la magnitud de los sonidos que emiten.
La contaminación visual
Los capitalinos también se enfrentan a otro tipo de contaminación: la visual.
Los carteles, edificaciones y torres, entre otros, provocan que los paisajes se distorsionen y cambien su aspecto desagradablemente, agregó Sierra.
Las avenidas que más distorsionan la vista de peatones y conductores son, según Sierra, las calzadas Roosevelt y Aguilar Batres; también la calle José Milla y Vidaurre, así como la avenida Bolívar, que poseen gran cantidad de vallas.
La PGN señala que trata de conciliar los conflictos que surgen entre vecinos por ruido o por contaminación visual, y en caso de que el problema no sea mitigado, pueden ordenar el cierre de locales ruidosos o suspensión de obras que no cumplan con estudios de impacto ambiental.
Contaminación atmosférica
Un informe de la Universidad Rafael Landívar menciona que la principal fuente de contaminación del aire en la ciudad es el parque automotor, pues los automóviles y autobuses emiten grandes cantidades de gases tóxicos, como el dióxido de nitrógeno (NO2) y el monóxido de carbono (CO) de los cuales el NO2 es el más venenoso.
El NO2 es un componente químico altamente agresivo, que contribuye a la formación de smog y lluvia ácida.
Visual: Basureros de paisajes
Carlos Enrique Dardón Alvizures comenta que transitar por la calzada San Juan se ha convertido en una pesadilla, por la cantidad de vertederos que hay en los arriates y las banquetas.

"El arriate frente al comercial San Juan es utilizado como basurero. Lo mismo pasa en donde se ubica la Comisaría 16 de la Policía Nacional Civil que sirve de depósito de chatarra, donde sólo se observa un paisaje desagradable en plena ciudad", añadió.
Auditiva: Iglesia ruidosa
Los vecinos de residenciales Los Ángeles, zona 2 de Mixco, comentan que desde hace más de dos años que han perdido la tranquilidad, por la Iglesia Central del Espíritu Santo.
"En esa iglesia se ha vuelto común que todos los días ofrezcan servicios religiosos hasta altas horas de la noche, utilizando aparatos de sonido con alto volumen, lo que hace imposible descansar. Es una falta de respeto", señala Zulema Escobedo, vecina afectada.